viernes, 8 de junio de 2012

Ninjas



La primera vez que mi mamá vio un impala, casi se salió del carro en estado de histeria extática, pegándome gritos de odio profundo porque no paré el carro en el lugar preciso de su oportunidad fotográfica. “Ay ma, es un impala. Más adelante seguro hay mil más”. Meses después, aprendí a apreciar a los impalas: las cucarachas de la sabana. Nunca fui tan despectiva como para considerarlos cucarachas (nada más asqueroso que ellas), pero nunca me han interesado mucho porque son antílopes y porque se ven cada 20 metros. Después de una clase de impalas (sí, tengo clases y exámenes que aprobar con más del 80% de la nota sobre animales), mi opinión sobre ellos cambió, se ganaron mi respeto y los veo bajo otra luz.

Esa especie de gacela marrón que se ve por todos lados es un genio de la evolución y uno de los animales más tenaces que hay… Yo nunca les di el crédito. Se ven siempre y aburren, pero ¿alguna vez se han puesto a pensar por qué hay tantos? ¿Qué haya tantos no quiere decir que están haciendo algo –ó mejor- muchas cosas bien? 
Yo nunca lo había pensado así, di por sentada su presencia, así como en esos amores aburridos y eternos. Pues resulta que los impalas, estos nuggets con papitas de la sabana, son los ninjas de la sabana. No sólo los ninjas, sino los super ninjas.

Los impalas tienen una de las mejores adaptaciones digestivas del reino. Yo sufro de úlceras así que en éstas cosas ¡me fijo!. Gracias al hecho de que puede comer grama y hojas de árboles, pueden sobrevivir mejor a las épocas de sequía, cuando otros animales pelan. Factor extra de la buena digestión de estos rumiantes, es que, precisamente por ser así,  tienen suficiente energía para estar activos casi todo el día y no tirarse esas siestas legendarias como los leones. Interesante adaptación que tienen en contra de los leones también, es su coloración. La mitad de arriba más oscura que la de abajo hace que estos animales, ante la visión en blanco y negro de depredadores, aparezcan bidimensionales y no sean tan apetecibles a primera vista.

Por otro lado, aparte del estomago envidiable, los impalas que siempre he mirado como "débiles", son animales construidos para pelear, diseñados para el combate, movidos por altos niveles de agresividad, especialmente los machos (típico), para demostrar quién es el más fit, quién es mejor partido (más típico y básico aún). He aprendido que el macho impala no es una gacela gay. Desde pequeños son animales altamente histéricos e intolerantes, al punto que la distancia entre machos de la misma especie es siempre un espacio respetable de al menos 2 metros. Los cuernos están construidos para soportar peleas constantes por el privilegio de tener unas cuentas chicas ninjas en el mes de mayo, cuando todas –durante casi 3 semanas- están “receptivas” al “amor”. 



Las hembras impala son además, geniales economistas. Una vez que la primera hembra da a luz, TODAS las hembras en esa manada darán a luz en las siguientes 24 horas. Inundando el mercado de crías, aseguran que la demanda y consumo de los leones, hienas, pitones, leopardos, etc., sea abastecida de manera tal que no se coman todos los bebés que hay, logrando así que un gran cantidad sobreviva. Las hembras siempre son más inteligentes. No todo radica en la fuerza bruta.

Los impalas son genios.

Muy bien impalas, muy bien. 

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