domingo, 30 de diciembre de 2012

Leopardismo.


El término los “5 grandes” es un viejo término de cacería utilizado por los cazadores del siglo XIX, quienes decidieron que los elefantes, rinocerontes, búfalos, leones y leopardos son los animales más peligrosos para acercarse a pie. No está relacionado al tamaño del mismo, si no a su carácter. Cuando uno habla de safaris en África, siempre hay algún salido que pregunta: “¿y viste a los 5 grandes?”. La mayoría de los turistas no tiene ni idea de qué quiere decir, pero hay que engrandecerse y decir: “sí claro, yo vi a los 5 grandes” “¿y leopardos también?” “claro”.

En términos de turistas y rangers, el favorito de mucho es el “enigmático” leopardo. Solitario y oportunista , el leopardo es la sensación. Si vienes a un safari en África y viste 845984 elefantes, 89345843 rinocerontes (que por cierto están en peligro de extinción, no como los leopardos), 374657 leones y 894576845 búfalos, pero ningún leopardo, es cómo si no hubieras visto nada. Perdiste tus reales. Thank you and come again. Gracias prensa sensacional oportunista por hacer mi trabajo un poco más difícil cada día por un par de manchas.

En lo personal –a mí- me tiene podrida éste gato marico. Por culpa de los “fanáticos”, el leopardo –a mí- me enferma. Pocas han sido las personas con las qué he hablado que sufren –honestamente- de esa obsesión de saber qué leopardo es, de tener que encontrarlos, verlos y darles un nombre. A ellos yo los respeto porque pobrecitos, ya no hay nada que uno puedo hacer por ellos. Pero a los wannabe, a esos qué quieren ver un leopardo porque “es el más difícil de ver de los 5 grandes”, a esos que afirman en voz alta que aman apasionadamente a los leopardos, a esos que les gustan porque es lo “cool”... a esos no les tengo sino ladilla, por mentirosos, tontos y poco originales.

Pero no se preocupen. No sólo turistas sufren de la terrible enfermedad del leopardismo. Ésta es una enfermedad común entre rangers también. “Do we have and I.D?” Es la primera pregunta que siempre se hace por el radio cuando alguien pronuncia algo tan terrible como “I’ve got a madoda  ingwe (leopardo macho en shangaan) here”. ¡Qué no chico! A mí ya no me preguntan. “Negative, no ID”. Porque te vas a aprender todas las marcas del leopardo. ¿De verdad? Seamos honestos. De todos los leopardos que he visto aquí hay quizás 3 que son fáciles de reconocer, por su carácter y por manchas muy particulares en su casa. Pero esos son 3. En un espacio de casi 7000 hectáreas ¿nos vamos a caer a cuentos de que vemos siempre los mismos? Por favor. Mientras el leopardo sea relajado con los vehículos ¿qué importa si es Scotia o Warthog Wallow o Roller Coaster? A mí no me cambia nada y a ellos tampoco. Pero no, aquí el machismo ranger se mide en cómo inventar y convencerse que cierto leopardo es éste o ese y pasar 8 horas diarias buscándolos en la sabana africana. Quién más encuentra, es mejor. Apenas alguien consigue un leopardo, empieza el pandemonio. Siempre hay alguna pobre alma en pena (la mía incluida) que anda buscando conseguir algún leopardo por ahí, para que el safari de sus huéspedes haya valido la pena (a pesar de los otros 35 millones animales que hayamos visto). Si estás cerca, vas y siempre vas rápido, porque además de todo, los leopardos tienen la mala costumbre de aburrirse de la atención y meterse en áreas complicadas y densas en donde los vehículos no pueden seguirlos. Uno pensaría que serían un poco más agradecidos con las cámaras, pero no. Gato egoísta, típico. La última vez que me tropecé con uno de estos mininos, ella nos gruñó, atacó mi vehículo e hizo que rompiera uno de mis espejos retrovisores al intentar seguirla por medio de una selva de árboles. Completamente innecesario diría yo, además porque el nuevo espejito sale de mi bolsillo. Cada vez que uno tiene un grupo nuevo, empieza la batalla por el leopardo (y los leones en una medida un poco menor), es agotador. Hoy empieza una nueva para mí, ojalá dure poco.

Eso sí. Hay que ser justos. Ver a un leopardo cazando no tiene comparación. La tensión se respira en el aire. Poco a poco el leopardo avanza 30cm y sin hacer ningún ruido. Se esconde de la presa que poco se imagina que sus días van a acabar y de pronto ¡zas! Saltó el leopardo y se comió una vida. Es un momento adrenalínico ver la naturaleza en acción. Los leopardos son óptimos protagonistas. Mi problema no es el leopardo, son sus fans. No sean jamás uno de ellos.


sábado, 22 de diciembre de 2012

Welcome to Field


Después de 6 meses lo conseguí. Oficialmente soy una ranger en Sudáfrica y un Lodge sudafricano me quiere dar trabajo y quiere pasar conmigo el karma que es conseguir una visa de trabajo en este país. Todo comenzó oficialmente un día en que yo no tenía huéspedes aún y resultó ser que necesitan a un ranger extra. El head ranger me dio la mano y me dijo “welcome to field”. A echar teipe se ha dicho. Mis huéspedes accidentales fueron 6 niños entre 8 y 12 años de edad. Menos mal no fue nada grave, los niños se portaron increíble y me hicieron pasar un muy buen rato, haciéndome pensar que quizás no era tan difícil. Mi Tracker fue un shangaan de nombre Million y dentro de todo, a pesar de una barrera de lenguaje, nos llevamos muy bien. “I’m goin to speak to Allan, I want you to make ranger for me”. Esa fue la manera que tuvo Million de decirme que quería trabajar conmigo. Habría sido excelente pero el universo aún no me ha concedido esa gracia.
Y así fue. Días después me llegaron mis primeros huéspedes: una pareja de suizos (completamente sin sabor) y unos recién casados irlandeses (que se quedaron por 5 noches, demasiado). En este caso me asignaron un tracker llamado Juice. Con Juice siempre me había llevado bien así que quizás podríamos lograr algo útil.

Con mi land rover, mis balas y mi rifle, poco me imagine que mi primera experiencia como ranger oficial y contratada iba a ser tan horrifica y ulcerosa. Soy una persona perfeccionista por lo que detesto cometer errores, sobre todo cuando es por inexperiencia o falta de conocimiento.  Estuve expuesta a un montón de cosas nuevas a las que poco a poco he tenido que irme acostumbrando (rustiqueo bajo presión, seguir huellas de animales), pero sin duda la parte más difícil de todas ha sido aprender a trabajar con los trackers. Juice me hizo querer llorar todos los días (eso sí, primero muerta antes que hacer nada de eso en frente de mis huéspedes) de impotencia y arrechera. Más que nada hay una barrera cultural importante que no voy a lograr quebrar jamás: soy mujer y soy blanca, para él estoy muy abajo en la escala jerárquica.

Poco a poco las cosas han ido mejorando. Le he perdido un poco el pánico al radio y poco a poco he ido mandando a la mierda a los trackers. No he vuelto a trabajar con Juice desde que le dije al Head Ranger que más o menos me había caído a gritos en frente de los huéspedes por una malcriadez. Hay días que van mucho mejor que otros, hay días en los que me aburro, hay días en los que quiero cachetear por ser tan sensible a los sentimientos ajenos y dejar que tonterías me afecten tanto y hay días que son geniales y que tengo huéspedes que adoro.

¿Qué hace que todas las úlceras valgan la pena? Que hay ciertos días en los que tengo a los huéspedes correctos y tengo la oportunidad única de ver cosas así:



Hay días en que el Universo me recuerda qué tan afortunada soy.

Black Mamba.

Sensación de hormigueo en los dedos que se expande rápidamente por mi cuerpo, siento que hay miles de insectos moviéndose bajo mi piel. Empiezo a salivar sin poder controlarlo. Tengo calor, empiezo a sudar y después a chorrear. No me siento tan bien. El mundo me da vueltas. Tengo sueño. No puedo mantener mis ojos abiertos, se niegan. No logro mantenerme de pie. Es como si me hubiera tomado todo el alcohol del mundo. Horizonte ¡deja de moverte!. Me duele el pecho. ¿Tengo un elefante encima?. Creo que estoy alucinando. Tengo que estar alucinando. Estoy muy confundida. No sé que pasa. Mi cuerpo se siente muy pesado. No logro moverme. Hablar es muy difícil. Las palabras sólo salen lentamente. ¡Dolor!.  Todo mi cuerpo se engarrota. Respirar se vuelve cada vez más difícil.

El veneno neurotóxico de una mamba negra ataca el sistema nervioso, la mordida en sí no es dolorosa. Poco a poco la sinapsis deja de ocurrir y nuestros músculos –incluido el corazón- dejan de funcionar. Nuestro cuerpo deja de responder y la conciencia se nos va. De no ser trasladados a un hospital en pocos minutos, la vida se va.

Todo esto pasó por mi cabeza en quizás una fracción de segundo cuando tuve un encuentro muy cercano con la mamba negra más larga que he visto nunca.

En una mañana bastante fría, cuando nos paramos para el break de café del safari matutino, y siguiendo mi modo de ser como una chicharra, decidí ir a “usar” la sabana. De manera inconsciente, de acuerdo a como he aprendido aquí, caminaba con la mirada en alto, escaneando el horizonte, asegurándome que no hubieran leones, rinos o elefantes que quisieran venir a comerme. De repente, y sin motivo alguno, me detuve en seco y voltee la mirada y súbitamente vi al piso. Allí estaba. A menos de un metro de mí, la serpiente más malvada y rápida de África. Mi primer instinto fue decir: “OH SHIT”. Así en inglés, quién sabe por qué. En 2 segundos la mamba empezó a elevarse. Muy lentamente yo empecé a retroceder, a poner distancia entre ella y yo. Todos los ángeles de la guarda decidieron cuidarme y la mamba decidió que yo no estaba ahí para hacerle daño y decidió irse.

Cuando volví a donde mis huéspedes, una de ellos me preguntó: “I saw you stopped over there, what did you see?”. Mi respuesta mientras aún temblaba fue: “Just give me a second”. En ese instante todo el peso de la situación cayó sobre mis hombros. En ese mismo instante yo podría estar pidiéndole a mi tracker que me llevara al lodge porque tenía que ir al hospital por estar en peligro de muerte. Ese fue un encuentro cercano. Muy cercano.

Aprendí mi lección, ahora siempre me fijo en el piso también. No me gustan las mambas

(Gracias Google por la imagen)

Al árbol debemos..



Si los árboles quisieran, ellos podrían ser los líderes malvados del mundo. Es más, algún día el mundo se va a acabar y va a ser porque los árboles decidieron no calársela más. En mi nueva vida de asombro ante los árboles, ésta mi conclusión. No es para tomársela a la ligera, lo digo muy en serio. Su arma letal es el hecho de no poder moverse y vernos siempre, todos los días, en nuestras rutinas, sin jamás prestarles atención.

Crecen en todos lados, sobreviven más que las tortugas, se comunican entre ellos, tienen personalidades… La próxima vez que vean un árbol… recuerden que le deben solícito respeto, no como el himno que nos enseñan en el colegio que nos hace pensar en los árboles como seres frágiles, de pura decoración.

Si los impalas son los ninjas y las ranas los superman, los árboles son definitivamente los Einstein del mundo, no de África, del mundo. Los tambotis con su látex toxico (igual que los “inocentes” pinos de Navidad), emiten una substancia química a través de sus raíces que impide que cerca de ellos crezca cualquier otro tipo de vegetación que no sean tambotis (hablemos de racismo ¿no?). Los ledwoods son capaces de seguir erguidos centenares de años después de su muerte, las acacias con sus flores Floris que emiten feromonas para avisarle a otras acacias que hay peligro de jirafas hambrientas, Los Sausage trees que evolucionaron para que sus flores tuvieran un aroma a fruta para ser polinizados por murciélagos de fruta y no pequeños insectos. Los weeping wattles con hojas tan suaves que se usan como papel toilet.

Después de pasar 6 meses aprendiendo a reconocer diferentes árboles, para que sirven, cómo cambian con cada estación, cuáles son sus propiedades, soy más humilde ante cualquier tronco con hojas. De una semilla, tamaño pupucito, crecen árboles que permanecen ahí –si ningún impala se los come antes- durante siglos. SIGLOS. Durante siglos nos ven pasar, cometer errores y no dicen nada, sólo dan aire –hablemos de mártires y sacrificios ocultos.

Cómo verán, he desarrollado un amor increíble por los árboles. Los veo y necesito saber cuál es, qué se puede hacer con el, cuáles son las características principales y de qué color son sus flores. Los amo. Quiero tener un jardín gigante para tener un samán, un Lowveld Milkberry, una impala Lily, un Apple-leaf con sus mini flores moradas, un Baobab porque es el árbol de la vida, un Sauce Llorón porque es mi árbol favoritísimo, un Mopane Pomegranate y definitivamente un Araguaney al lado para comparar sus flores amarillas. ¡Oh el daño ecológico que pretendo tener por jardín!.