miércoles, 18 de enero de 2012

Elephant Sanctuary.


Al día siguiente de ver a Jessica, Laura y yo nos fuimos a la aventura del programa “hand in trunk” del santuario de elefantes. Un poco costoso pero yo creo en trabajar para difrutar de la vida también; ir al santuario de elefantes era algo que ya las dos queríamos hacer desde hacía mucho tiempo. Nos levantamos muy temprano para ir a Hazyview, un pueblo que queda a una hora y media de mi casa. Nos levantamos tan temprano que tuvimos una hora de tiempo para perdernos entre “Elephant Whispers” y el “Elephant Sanctuary”, 2 compañías que ofrecen básicamente lo mismo al público, y pararnos a desayunar en el “Belgian Patissier”, una especie de Danubio sudafricana (Laura se volvió loca).

Cuando llegamos al sitio nos empieza la emoción, chequeamos las cámaras y de nuestras expectativas del lugar. Al final concluimos que el paquete es un atrapa turistas porque te dicen que durante una hora y media aprendes y caminas de la trompa de elefantes y realmente, aunque aprendes mucho sobre ellos, la caminata dura 5 minutos. A pesar de eso, la emoción de estar tan cerca de un elefante es incomparable. Al verlos tanto en televisión o desde un carro, uno olvida la proporción de tamaño, lo imponentes y majestuosos que estos animales son, cuando los ves desde tu propia altura.

Aprendí muchas cosas sobre elefantes que no sabía y reforcé otras tantas. Los elefantes pertenecen a un grupo de animales llamados los ungulata o ungulados, lo que quiere decir que estos animales caminan  apoyando el peso corporal sobre sus dedos y no sobre todo el pie. Dicho de modo simple: los elefantes caminan de puntillas, por lo que no hacen tanto ruido al caminar. Cada pie de elefante es diferente, consisten en sus huellas digitales. Su trompa tienen la capacidad de absorber hasta 13 litros de agua y tiene más de 100 músculos. Sus pulmones están pegados a las costillas y tienen un período de gestación de 22 meses. Para una hembra tener colmillos depende de los genes. Viven bajo un matriarcado de compleja estructura social, caracterizado por el compañerismo a la hora de ayudar a criar otros bebés. La cabeza de los machos es de corte casi de 90grados para ayudarlos a empujar árboles para después comerlos. Sus patas delanteras son más largas que las traseras para ayudarlos a cargar mejor el peso de la cabeza y los pesados colmillos (que pueden llegar a pesar hasta 70Kg cada uno). Podría seguir escupiendo información sobre los elefantes pero basta decir que son más finos que los asiáticos y que sin duda alguna están en el top 3 de mi corazón. El sentido humano de humildad ante ellos es ridículo. Somos unas hormigas en el reino.

Después de la clase teórica sobre los elefantes caminamos a un claro en un bosque a donde vinieron los elefantes. Cada uno de nosotros tuvo la oportunidad de acercarse a ellos y tener su momento fotográfico. A mí el elefante me dio un beso (me gusta esta guachafita). Es creo de los besos que más risa me han dado en mi vida. Te ponen la trompa en el cuello y soplan. Son unas cosquillas multiplicadas por infinito. Yo empecé a pegar alaridos y el señor preocupado me dijo q el elefante no me hacía daño, no me creyó cuando le dije que el cuello era mi parte débil y que aguantarme las cosquillas era casi imposible y que no tenía miedo.
Después del claro íbamos a “caminar con los elefantes”, la parte del “hand in trunk”. Nos llevaron a un caminito y uno por uno de nosotros caminó agarrado de la trompa del elefante.  La felicidad de que un elefante te dé su trompa y la sostengas con tu mano logró casi opacar que nos había robado para caminar unos 10 metros ida y vuelta con un elefante. La trompa es un poco babosa y mocosa y es una sensación rara caminar agarrada de manos con un gigante y darle de comer lanzando perrarina por su trompa es muy bizarra, siento que le estoy metiendo metras por la nariz.

Aún pienso en ellos y sonrío. 

Una vez que se acabó nuestro tour decidimos volver al centro a través de la Ruta Panorámica, que bautizamos luego la ruta pinorámica porque ese trayecto de Limpopo parece Escocia. No hay sabanas ni animales, hay pinos, frío y un cielo azul que enamora. Paramos en “God´s Window” (un nombre muy optimista para la vista), en las cascadas de Berlín y en el Pináculo. 
En el camino saboreábamos las provisiones que nos quedaron de la pastelería belga y una botella de rosé que compramos en algún pueblo de cuyo nombre no me puedo acordar.


Fue un día soleado perfecto, con música buena y una compañía grandiosa. Un road trip corto que deja un buen sabor en la boca mientras te hace reflexionar y sonreír. Se los recomiendo.


El día perfecto para irme de Moholo con optimismo hacia lo nuevo que depara el futuro.