sábado, 21 de septiembre de 2013

Floppy Ear.

Cuando Kim Kardashian accedió a llamar a su hija North West, yo pensé que mis leones no iban a poder competir jamás con una noticia así. Es tan irreal y tan absurdo que pensé que habíamos perdido. Poco me di cuenta en ese momento que las mejores novelas, son las que están llenas de cambios insólitos en la trama, en la que aparecen y desaparecen personajes sin que uno lo vea venir. Cambios y estupideces como llamar a un ser humano “North West”, son los que mantienen la atención en el show, son los que suben los ratings.

En mi sabana, a pesar de que había vuelto el macho KNP la mitad de la Southern Pride seguía faltando. Rumores llegaban por Facebook que 9 de nuestros leones se divertían por el norte cazando búfalos y entreteniendo a otros turistas. “Volverán al lugar de donde vinieron” era la creencia pesimista de todos. De la gran manada de 18 leones tendríamos que conformarnos con 7. Bueno, al final un turista solo quiere ver un león, pero ver 18 leones tirados acostados, no es lo mismo que ver 7.

Durante más de 6 meses sobrevivimos con 7 leones, guiados por Floppy Ear, la leona más inteligente y arrecha que he conocido. Floppy es una de los nuevos protagonistas de mi historia. Su apodo “floppy” le llegó al tener una oreja caída, el cariño, por ser la leona dominante de la manda del Sur. Sobre su vida sola podríamos escribir una novela, pero como no me la sé, me quedo con los cuentos de la realidad que son tan buenos que parecen inventados. Junto a Floppy y al vacío de poder, llegaron del Sur 3 invitados más: the Hilda’s Rock Pride males. Tres machos, hijos de familiares lejanos de the Southern Pride. Junto a ellos, quienes se atrevieron a cruzar el rio en incontables ocasiones, y trajeron con ellos 4 machos adolescentes, 2 cachorros y 2 hembras. Hilda’s Rock Pride sin embargo, no se mudó definitivamente a nuestra área y siguió dividida entre Kruger y Sabi Sand.

Así fue como durante semanas la orden del día fue ver leones apareándose. En diferentes momentos todos, del norte, del sur, de antaño y de cariño, mantuvieron unos cortos (muy cortos) momento de pasión con alguna de las chicas del Southern Pride.

Fue Floppy quien, ante la llegada de puras melenas nuevas, tomó la batuta y se apareó con cuanto macho pasara por el área. Siguiendo su ejemplo, lo mismo hicieron sus hijas y hermanas. ¿Por qué? No por putas. No señor. Ellas podrían ser de la CIA. La inteligencia y la planificación preventiva de estas leonas fue algo supremo. Al confundir a los machos Eyrefield, al macho Kruger y a los de la manada de Hilda´s Rock, nadie iba a saber quien era el padre, por lo tanto, de quedar embarazadas, ningún macho habría de matar a los cachorros venideros, al creerlos propios. Estas 5 leonas entendieron todo mientras que los machos, guiados en su vida por una sola cosa, no entendieron nada.

La vida continuaba y el prospecto lejano de nuevos cachorros que inflaran los números de la Southern Pride era algo que solo esperábamos hacia finales del año.

Y así, un día como cualquier otro encontramos a las 5 chicas acostadas en medio de unos matoralles, sin media esperanza de abrieran un ojo mientras que los machos Eyrefield dormían también bajo de una matica no muy lejos y el macho KNP se mantenía alejado de todos, en el otro extremo de la propiedad.

Y de repente, una llamada por el radio de Ferdie cambió todo.

“Allie, make your way, it’s quite a spectacular sighting”. Le explico a mis huéspedes, no estoy lejos y en 4ta llego en 10 minutos. Yo llego, ellos que se agarren.

 “They’re back”.

“Allie, confirm which lions are those?”

“The missing 9 of the Southern Pride”

“Which way are they headed?”

“South” – el tono triunfal de la dirección a donde se dirigen. Vuelven al sur. Vuelven a casa. Welcome back guys. We missed you.

Después de meses de ausencia, ellos volvieron. Nos hicieron felices. Había un sentido de fiesta. En el mismo día mis huéspedes vieron 16 leones diferentes. 16, cuando empezamos un día pensando que no veríamos ni uno. Semanas pasaron y un sentimiento de alegría continuaba en todo el equipo de rangers. “The Southern Pride is back”. Qué fácil es ser feliz con tanto gato alrededor.


Mientras nosotros gozábamos de una felicidad absoluta, el mundo de los leones atravesaba una nueva crisis. Los cachorros que se habían ido, no eran ya tan cachorros. Las hembras que se habían ido, no eran conocidas por los nuevos machos. En medio a la incertidumbre, mientras ellas restablecían las relaciones sociales y familiares, el macho Kruger estaba muy feliz. Al haber reconocido a todos y al haber sometido a los cachorros (hijos suyos), volvía a ser él el macho dominante, apoyado por la fuerza bruta de 9 leonas adultas. Su estrategia era clara,  su reino y su vida estaban más seguro ahora de lo que habían estado en meses…

Lo que él no se imaginaba es que las leonas, cansadas de estas batallas, tenían otros planes. Fue así como lentamente y, en numerosas ocasiones, intentaron llevarlo engañado hacia los machos de Hilda’s Rock con el pretexto de aparearse. En numerosas ocasiones, diferentes hembras, incluida Floppy, casi lo lograron. Los intentos homicidas de las hembras eran claros; al provocar un conflicto final entre los machos, sólo una de las partes habría salido vencedora y el drama habría terminado.

El macho Kruger por otro lado, no se atrevió nunca a cruzar al este, parándose siempre en el mismo punto, como si chocara contra una barrera invisible. Al poco tiempo las leonas desistieron de sus intentos y volvieron a asociarse con él. Fallaron porque olvidaron que el diablo sabe más por viejo que por diablo.

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