domingo, 26 de mayo de 2013

Toronto, Nucita y Ron.



(Gracias Google por la imagen).

A veces el universo te da regalos. Regalos que vienen en todas formas y colores. En mayo, a mi me dieron el mejor regalo: 50 venezolanos.  El regalo fue mío porque llegó justo en el momento que más lo necesitaba, cuando necesitaba ese calor humano que solo existe en esa parte del mundo. Por primera vez en la historia, llegó un grupo compuesto de 270 personas, 270 sudamericanos. De esos 270, 50 venezolanos terminaron en mi lodge. De esos 50, 3 conocen a gente que conoce a mi familia. Si la teoría es cierta, seis grados de separación puede ser hasta mucho, yo necesité solo tres.

Hace 2 semanas mi jefe me dijo que en Julio no puedo ir a Caracas. “Viene un grupo grande, necesitamos a todo el mundo. No vayas en julio, por favor”. Yo pretendo hacerme la dura cuando mi jefe me dice esas cosas. Claro. Se han ido 3 personas, estamos cortos de rangers. Hay que ayudar.
Su madre. 
No hay nada más mierda en la vida que pensar que vas a ir de vuelta a ver a tu familia, a comerte una arepa y salir a bailar con gente que sí sabe lo que hace, para que la vida se atraviese y te cambie los planes, que te los posponga hasta Agosto. Muy bien, yo soy grande. ¿y si no quiero?. Yo no voy a llorar porque quiero un café de mi papá, después que Plaga y Nani me levantaron a las 6 porque mi mamá las dejó entrar. Yo asumí mi barranco nada feliz con la vida… sin embargo, el universo me dejó compensarlo.

Pérez, Cisneros, Urribarri, Veloz.  Así me enteré, dos días antes de su llegada. Una lista de nombre que ocupaban las habitaciones durante el fin de semana. Un grupo de seguros. Unos nombres misteriosos.
“These names are from Venezuela”.
“It’s a big mexican group”.
“I’m telling you they’re not”.
“Oh well, you’ll speak spanish with them anyway”.

Primer error lodge. Nunca subestimen el corazón de un expatriado cuando algo sabe a hogar. Prepárense. “Nosotros somos sudafricanos, nadie es peor”. Yo me reí otra vez, pobres, no saben lo que dicen. Vamos a dejarlos que aprendan. Ustedes no van a entender nada de lo que va a pasar. Yo me reí antes de su llegada, mientras estuvieron aquí y hasta el último minuto del día en el que se fueron. Cuando llegaron 50 venezolanos y la primera noche pusieron a bailar tambores a los mesoneros hasta las 4am y el gerente del lodge no los lograba botar del bar, uno asume que aprendieron la lección.  Venezuela 1, África 0. 

“Ale, no te dejamos morir. Nos quedamos hasta las 4 de la mañana y el gerente no nos podía botar”, me dijo un huésped con mucho orgullo a las 6am. Nadie rumbea como los venezolanos, y nadie se para a la mañana siguiente con una sonrisa, listo para enfrentar el ratón en un safari, con un buen humor y optimismo de que quizás hoy, los leopardos salgan a jugar.

“Well, we hope that tonight won’t be worse tan last night”. Fue la frase premonitora que empavó a todo el lodge. Los sudafricanos no aprenden. El segundo error, fue subestimar al expatriado que te da consejos sobre como lidiar con su gente.

“How do you get Venezuelans to eat?” – pregunta Andrew el nuevo gerente, desesperado porque ni media persona se había movido medio dedo para ir a cenar.
“You tell them they have to go now”.
“It doesn’t work”.
“Watch”. Cling cling cling, copa en mano, parada sobre un banquito “Buenas noches, disculpen la interrupción, la cena está servida por favor pasen por aquí para ir a cenar. Allá también hay tragos así que no se preocupen” (Murmullos de aprobación de los huéspedes).
“They’re not moving”.
“Now you wait. Everything has a rythm, give it 5 minutes”.

A mí me obvian, soy niña y soy extranjera. Estos 50 venezolanos, que me entendieron y que entendí perfectamente, vengaron todos mis malos ratos. Nada más exquisito que hablar con desconocidos y que hayan puras risas, besos y abrazos naturales y que ninguno de estos sudafricanos entienda nada. Quién me pregunta por qué me vine, quién me pregunta si tengo novio, quien me dice que si tengo rifle no necesito hombre, quien me dice que soy valiente, quién me trajo nucita, quién me dice que de haberlo sabido me habrían traido harina pan.

“But you just met these people” me decían casi acusándome. 
“I know”. 
“I don’t get how you guys are so friendly with each other”. 
“That’s just how we are. You won’t find it anywhere else”. 

Y así es, nunca sabes cuanta falta te hace el calor de tu gente, su buen humor, sus chistes, sus ganas de bailar hasta el amanecer, las ganas de tomarse un güisqui y de decir mi amor, hasta que te sorprenden en el lugar menos esperado. Durante 2 días yo estuve más orgullosa que nunca de ser venezolana. Somos únicos, optimistas y como nosotros pocos. Es una cualidad que pasa desapercibida en la cotidianidad de supervivencia, pero es la que más feliz me hizo. Fue cansón, un maratón. Pero tuvo un buen final.

Al final de 2 días, Jono, Tristan, David y yo nos fuimos a Skukuza a desayunar. Es un desayuno pesado que hace que te sientas mal todo el día. Es el desayuno más pesado de todos, con vista a un campo de golf que tiene un lago, en el que viven unos hipopótamos. Es el equivalente de una arepera a las 6am, después de un matrimonio en la Esmeralda. Era el remedio necesario a nuestro cansancio feliz. Fue nuestra arepa a las 1046am.

Venezuela 15 – Africa 0

Te perdono universo... y gracias. 

jueves, 23 de mayo de 2013

Una novela.


A veces las novelas se ven por televisión, a veces se leen, a veces se ven en huellas, a veces se ven en piezas que se conectan. El punto es.. una novela siempre encanta porque a cualquier nivel es un chisme muy bueno.

En mi caso, las novelas de la gente me aburren porque siempre terminan en un cuento de mucho alcohol y drama. Las novelas naturales son mucho más interesantes porque es como un best-seller. Hay sangre, dolor, drama, muertos, vencedores, y un montón de suspenso.

La mejor novela de la que he sido espectadora durante los últimos meses, ha sido la novela que han protagonizado los leones del sur de Sabi Sand, la llamada “Southern Pride” (la cual seguiré llamando en inglés porque suena más caché pues).

La Southern Pride fue en algún tiempo, una de las manadas de leones más grandes de la zona. 18 leones en total, entre hembras, cachorros y el señor  de todos ellos “The KNP male”.  Hace un par de años él y su hermano tomaron posesión de ésta hermosa área, pero yo no estaba aquí para contarlo. Antes de mi llegada, y en circunstancias dudosas, su hermano estiró la pata y KNP se quedó con todo: la tierra, las hembras y los cachorros. Nuestra vida de rangers fue fantástica hasta ese momento pues no había huésped que se fueran sin ver a la gran manada. Hay que admitir que llegar a un sitio y ver de entrada a casi 20 leones, viéndote, influye netamente en las descargas de adrenalina de casi todos los huéspedes. Life was sweet indeed.

Un día como cualquiera, una llamada de radio inesperada dio pie a una serie de eventos que jamás habríamos imaginado.
“Stations, I’ve got nkonzo (huellas) for 2 madoda (macho) ngala (león) going South on Jackal Flats”.
Lo que todos pensamos fue: ¡¿Ah?!.

Al día siguiente conseguimos a estos dos extraños leones machos comiéndose una jirafa. Luego de usar medio digitales fieles como Facebook, establecimos que los intrusos eran los Eyrefield males, provenientes del norte de Sabi Sand. Un poco extraño que estos jóvenes estuvieran al norte de nuestra propiedad, cuando KNP estaba al sur. A KNP le tomó 2 días darse cuenta que habían individuos nos gratos en la zona y finalmente hizo una aparición, botándolos de la cena, y apoderándose de la jirafa.

Poco se imagino KNP que ellos habían sido sólo el comienzo de sus problemas.  Luego del encuentro con los hermanos Eyrefield, diferentes encuentros no pacíficos fueron documentados entre estos 3 leones. KNP volvió nada al más joven de los Eyrefield, pero el más viejo le salvó la patria al hermano. Luego de éste encuentro fortuito, KNP se dio a la fuga y durante semanas no hubo ni media huella de él.  Se escondió en la sabana, quien sabe donde,  para recuperarse de sus heridas.  Las leonas se fueron al Norte, sólo 4 se quedaron cerca del río Sabie. Las demás hembras, leonas como son, empezaron a aparearse con los hermanos Eyrefield, al mismo tiempo que volvían bajo el ala de KNP, luego de sus escapadas de “amor”. Si hay cachorros, ninguno va a saber quien es el padre – esa es la idea.

Los Eyrefield cantaron victoria y rugiendo todas las noches, se proclamaron nuevos dueños de éstas tierras. Pero… what goes around, comes around. Tres leones más, vinieron desde el sur a echarle un vistazo a la zona y también les gustó. Los machos de Hilda’s Rock pride, también están aquí para quedarse (y para comerse a nuestras jirafas).
En algún momento fue difícil conseguir leones machos, cuando KNP andaba por ahí echándoselas, posando para otras propiedades. Hoy en día es un reto conseguir a alguna leona, y no quedan cachorros; lo que hay es machos en búsqueda de territorios.

Un día cualquier sin embargo, luego de dos meses de ausencia, encontré un león echado patas pa’rriba en el medio del camino. Unas cuantas cicatrices más y un poco más asustadizo, estoy segura que todos tuvimos una sonrisa en la cara cuando al preguntarme por el radio: “Have we got a an ID on that male?”, mi respuesta fue “Yes, it’s the KNP male”.  Lo primero que pensé fue: HE’S BACK!. Así de nuevo empezó el drama. Cuando todos pensamos que KNP se había dado por vencido volvió para reclamar lo que es suyo.  Rugiendo desde extremos diferentes de la propiedad todos estos leones reclaman un territorio sin dueño definido. Ahora sólo nos queda ver quien prevalecerá.                 

¿Quién necesita E!?. Superen éste drama Kardashians.

domingo, 12 de mayo de 2013

Son 4.



Si le preguntas a RAE, la definición de madre es la siguiente: “hembra que ha parido”

Para mi, una mamá, no es alguien que tiene un hijo nada más. Es mucho más. Ser madre, de verdad, va más allá de condiciones biológicas. En mi opinión, ser madre, es ser ejemplo. Entre las personas más afortunadas del mundo, yo, no sólo tengo la suerte de tener una mamá increíble, si no que además, su tarea se vio completada por otras tres mujeres que han sido, o serán, increíbles madres también y que por ello, han ayudado a hacerme quien soy. Yo.. yo tengo cuatro ejemplos: mi mamá, mi tía, mi hermana y mi abuela.

Mi mamá porque es una sola ladilla. Así como robotina. Una vez que se le mete una idea en la cabeza, no hay manera de sacarsela. Es – lo digo con todo el amor del mundo- una santa ladilla. Me he peleado con ellas unas mil millones de veces. Pero es ella la que al final –por su persistencia- siempre me ha empujado a seguir mis sueños, a no tener miedo a no ser convencional, la que me ha apoyado en todo sentido toda mi vida. La que me insulta cuando veo más elefantes que ella, la que que juega monopolio, la que realmente manda en mi casa.

Mi tía porque es la persona más integralmente buena que he conocido. Es una mamá leona. Da por sus hijos el todo por el todo, todos los días, sin pensarlo dos veces. Ella es mi hermana mayor, mi mejor amiga y mi mamá. Buena suerte a cualquier de ustedes consiguiente a alguien así, con quien poderse tomar un café a distancia, conectándose por un teléfono, y sabiendo que la distancia es cosa del destino, pero que jamás se ha interpuesto en el camino. Es un hombro fiel sobre el que llorar, que te apunta a buscar lo bueno en cada ocasión.

Mi abuela porque tiene el matrimonio más hermoso que he visto. Jamás la he oído quejándose. Ha tenido una vida digna de ser escrita y aún cuando está completamente agotada y desmotivada, ha sido mi ejemplo siempre de cómo seguir adelante, de cómo echar pa’lante. Brazos abiertos, bordados, juegos para mantener la mente despierta y el corazón abierto, siempre ha hecho trampa para dejarnos ganar.

Mari–mi hermana- porque es la persona más fuerte que conozco. Quizás ella no lo sepa pero es un ejemplo a seguir, ha dado por su familia en los últimos 10 años lo que pocos dan en una vida. Porque el dia que tenga hijos, no sólo van a ser hechos y derechos y tener los pies sobre la tierra, sino que van a saber pelear por lo que quieren y por los que quieren, como poca gente sabe hacerlo.

Porque a ustedes, yo les debo todo.

Felíz día.