lunes, 23 de diciembre de 2013

Boundary walk.


En la mayoría de los equipos de rangers existe siempre alguna clase de prueba que cualquier novato tiene que superar para ser considerado un ranger de verdad, para entrar en el equipo, para conquistar honor y gloria. En algunas reservas ésta prueba consiste en pasar todos los exámenes internos, en otras te sueltan en el monte y tienes que traer un impala de vuelta al lodge, usando sabiamente la única bala que te dan, y en otras, la prueba es a la paciencia y condiciones físicas. Seis meses más tarde de lo previsto, al haber cumplido mi primer año como ranger, mi jefe decidió que había llegado el momento de tratar de conquistar mi "name tag". Para conquistar dicho pedazo de plástico y metal, que va en mi camisa para que todo anglosajón piense que mi nombre es cerveza (léase “ale” en el idioma inglés), tengo que hacer un “boundary walk”. El tracker maneja a cierta distancia tuya y no puedes dejar que nadie te vea. Las reglas son simples, tienes que ser invisible. Visto desde un mapa, la cuestión suena bastante simple; caminar los cuatros caminos límites de la propiedad. A primera vista, esto no suena tan mal. Sólo tengo que recorrer 4 caminos. Cuatro caminos que determinan 4000 hectáreas. Cuatro caminos que van alrededor de toda la reserva. “Son sólo 4 caminos”. Mi mamá todavía se ríe. Son sólo 4 caminos que se traducen en  veintiocho kilómetros (ó más, no estamos seguros), o en 28.000 posibilidades de toparse con alguien o algo que probablemente no me quiera ahí. Veintocho kilómetros habrían entonces de recorrer estos pobres pies venezolanos en suelo sudafricano, sólo para conquistar algo básico y vital de todo ser humano: el propio nombre.
Cómo se preguntaba Shakespeare "what's in a name?. La verdad que para mí no mucho. Yo era muy feliz pasando de incógnito. “The girl ranger” era un nombre suficientemente bueno para mi. Que nadie supiera como se escribiera mi nombre me hacia sentir Batman, con una doble personalidad. Ale en Caracas, Allie en Sudáfrica.

Durante meses me tuvieron en psicoterrorismo de todo lo que podría pasarme al hacer mi caminata, al punto que, lo confieso, me daba un poco de terror enfrentarme a la sabana africana, yo sola, por tantas horas. El piscoterrorismo aprendí sin embargo, funciona mientras sea corto. Una vez que te lo alargan tanto la verdad es que solo te da fastidio tu próxima misión. Debe ser que por eso 007 tenía éxito. Le dicen qué hacer y va. No hay que pensarlo mucho. Por eso, después de pensarlo tanto, me aburrí y sólo quería salir de eso.

La caminata entonces empezó una mañana a eso de las 5:45am, después de que lograra robar un poco de fruta para comer en el camino. Poco sabía entonces que con una sola manzana habría sido suficiente. Una de las reglas consistía además en llevar 6 cervezas en el morral. Casualmente siempre que me toca a mí hacer algo, salen nuevas reglas y condiciones que “por suerte” a los demás nadie le dijo. Puede que yo no las haya llevado, puede que las haya dejado en el carro.

Al principio de mi caminata hay pánico, hasta que ojos, oídos y nariz se acostumbran y sumergen en el paisaje. Voy caminando felizmente. Esto va a ser bueno. El día está nublado. La temperatura está perfecta. Escucho leones. Deben estar en el camino paralelo a este. Veo hienas. ¡Ay! Los leones seguro se andan comiendo algo. Veo unas hienas. Cazzo. Escucho un carro. Salgo corriendo y me lanzo detrás de un árbolito. Es Kenneth. Ajá mijo, deja de hablar de las hienas y vete. Kenneth se va, vienen mas hienas. Una, dos, cuatro, diez. Epa. Lo que me faltaba que no seas los leones que me acechan sino las hienas. No tengo tiempo para esto. Me volteo y les lanzo una piedra. Adiós.
 
Veo unos monos. Veo los árboles moverse. Esos no son monos, escucho un familiar “THUMP”. Entre la pared de esta selva y yo hay un elefante. La verdad no me provoca quedarme a averiguarlo.  Camino por zonas que jamás había visto antes. Lugares bellísimos. Sigo caminando, evadiendo a más elefantes que parten las ramas de los árboles mientras comen.

Noel, mi tracker me llama por el radio.
“Allie, allie please come in”
“Standing by Noel”
“Nothing, just wanted to check if you were still alive”

Me senté a reírme. Hay que quererlo. Realmente preocupado por mi, me llama por el radio para asegurarse que esté viva. Noel está indignado con este “bullshit walk” que me mandaron a hacer. Él está arrecho. Él no quiere que yo lo haga. Él está tan arrecho que me sube el ánimo. Seguimos.

Hay algo exhilarante en los actos vandálicos que no tienen razón de ser. Sentir que rompemos todas las reglas y que jamás nadie lo sabrá, es delicioso. Esto sentí cuando me cambié a pantalones cortos en el medio del camino que nos divide con la otra reserva. No pretendo caminar con estos pantalones largo enchumbados ni un paso más. Jamás he sido nudista, pero rebelde sin causa, siempre.

Veinte minutos después de que Noel me diera la cola a través de una manada de elefantes que andaba en el camino (establecido en la reglas), llego al camino principal que compartimos con otros lodges. He aquí la situación. Si me ve alguien de otro lodge me sabe a real casabe, el nuestro bueno, me tiro al monte. Claro que tenia que pensar eso para escuchar un carro acercarse a toda velocidad. Me lanzo de clavado entre las acacias y me agacho. 30 segundos después pasa Dumay con sus huéspedes. Por favor que no vean hacia la derecha porque me cachan. Pasaron de largo. Uff. Me sentí como un leopardo. En esta jungla es bastante fácil. Continuemos. Me paro en el letreo del lodge. Son las 7:45. Voy por la mitad. Mierda me falta la otra mitad. Odio este camino. Esta estúpida caminata. Estoy aburrida. Tengo ampollas. Se me mojaron los zapatos y están llenos de granos de arena. Cuando llegue a la puerta principal me paro. Necesito sentarme. A las 820 tengo que llegar a esa puerta. Una vez que llegue ahí, los próximos 8km son en bajada. “Sho, I’ve never seen a strong mfazi like you” – dice Noel. Hay que quererlo más. No se si miente o no, pero su buen humor me da ánimos. Camino. Camino. Camino. Más elefantes. Me monto en el carro, los pasamos. Encontraron a los leones en el camino del río. Syd está preocupado. Todo el mundo ha llamado a Noel por el radio. No dejes que camine por ahí le dicen a Noel. Me bajo nuevamente y seguimos. Todo lo que veo son huellas de búfalos. No me encantan los búfalos. La hierba es más alta que yo. No veo nada. De verdad que no quiero tropezarme con un búfalo. Me tropiezo con un hipopótamo fuera del agua. Los dos corremos en direcciones opuestas. Sigo caminando. De aquí vinieron los leones. Veo las huellas de los leones que siguen a los búfalos. Ah bien, típico que me consigo un búfalo histérico porque los leones están tratando de comérselo.
Me tropiezo con más hipopótamos.

Finalmente me acerco al área donde creemos que están los leones. Me monto en el carro. Literalmente hay que fastidiarlos para que salgan del camino. Me habrían comido sin duda alguna. 20 minutos más y llego al lodge. Noel trata de llamarlos por el radio para decirles que estoy por llegar.

Llego al final. Al sitio donde la gente te espera para decirte que se acabó tu tortura. Llegó allí y… no hay nadie. Me duele un poco el corazón, hice la caminata porque a ellos se les antojó y ellos no estuvieron ahí para mi final. Sigo caminando al lodge. Sólo me queda llevar y dejar mi rifle. Es lo único que se interpone entre comida, una ducha y mi cama. En ese orden. Esto lo hice por mi. Por demostrarme a mi misma que sí soy arrecha, que una niña con un rifle es capaz de recorrer y sobrevivir a la sabana africana. Esperemos que no salga un búfalo en los últimos 20 metros.

Al primero que me tropiezo es a Ferdie. Ferdie que es como un papá viene corriendo. Agarra el rifle y me abraza.

“Well done!! It’s finished now, how are you feeling?”
“Finished haha”

Me ven bajando a la oficina. Syd bate una las cervezas que cautelosamente puede que haya vuelto a poner en mi bulto para evitarme problemas. Fondo blanco. Me dan mi nombre, me toman una foto. Después de la cerveza viene la champaña. Después de la champaña viene el banco cuando me acuesto porque todo da vueltas. Syd se apiada y me trae un sándwich. Le dejo la mitad. Le mando un mensaje a mis 3: se acabó, estoy viva. Necesito algo para las ampollas, buenas noches.

Casi 5 horas después terminé mi misión. La verdad me divertí. Me gustó estar a solas con la sabana. Solas las dos con nuestras tonterías y nuestro amor.

¿Viste papito? C’é l’ho fatta.