Hay una expresión climática que
dice “perfect weather for ducks”. Aquí, debido al sitio donde vivo, cuando el
clima es una mierda para los humanos, decimos que es “perfect weather for
hippos”. El verano mojado continúa. Más nos acercamos al final de Enero, más
apocalipticos se vuelven en el lodge. Nuestra vida se mide ahora en milímetros
de lluvia. Más de 10 y es un desastre. Hace un año exctamente el río Sabi,
ayudado por un ciclón, se tragó al lodge entero. Se lo tragó tan entero que
tuvieron que evacuar a todos los huespdes usando helicópteros porque no habia
manera de salir de la propiedad por los caminos de tierra.
La mañana del 18 de enero
Accuweather no preveía mucho sol para el resto de la semana, el falso optimismo
fue la regla día. Después de una lluvia intermitente Jono, Kyle y yo decidimos
que no ibamos a dejar que la lluvia dictara nuestra vidas y nos fuimos a una
parrilla con los rangers de la propiedad de al lado. Siempre es bueno
socializar, salir de aquí y ver gente nueva, que además te cae bien porque no
vives con ellos. Nos burlamos de las hienas que se resbalaban en el barro y
comentamos qué tan cansados estabamos del clima temperamental. Entre bromas y
risas, la lluvia aumentó intensidad y a las 11pm decidimos que era hora de
volver a nuestro hogar, antes de que todos los caminos se inundaran y el rio
nos llevara dentro del “maroon baloon”, el kia de Jono, el cual, a pesar del nombre,
no flota. El 18 de enero –un año exacto de la fecha del inicio de la gran inundación-
empezó a llover. Y llovió. Y llovió. Y siguió lloviendo corrido al 19. El 19
nos levantamos mojados. Mi baño se inundó y el agua se expandió por todos
lados. Tuve que usar una escoba para sacar el agua que queria comerse todas mis
posesiones materiales.
El 19, a eso de las 8am
declaramos nuestro estado de emergencia. Si el río sigue subiendo hay que
empezar a pensar en evacuar a la gente. En las contradicciones gerenciales de
este sitio, al mismo tiempo que caia la paranoia de cómo evacuar a la gente,
todo el equipo de rangers y trackers fue puesto a disposición para traer y
llevar a toda la gente que tenia que ir o irse del lodge. No hay nada más
ladilla que manejar un carro con techo pero sin paredes bajo la lluvia. Por
horas. Bajo presión todo funciona bien. Bueno casi todo. Hubo ciertas pérdidas
materiales (un radio y la puerta de la land rover), pero considerando todo lo
que manejamos, la velocidad y el nivel de agua, la operación fue todo un éxito.
Anotado en mi corazon sin embargo, quedo el hecho que después de todo el día
manejando y trayendo gente, ni las gracias nos dieron. Ingratos.
A eso de las 4pm la lluvia
estaba en su apogeo. Habiendo ido a buscar huéspedes en un hotel afuera de la
reserva, no tenia muchas expectativas de poder cruzar el río de vuelta. A mi
vuelta, a pesar de que el río estaba más bajo, ésta fue mi vista:
Al llegar de vuelta al lodge la
primera pregunta que hice fue “do we still have a river deck?” Nuestra terraza
del río, donde los huéspedes se divierten durante el día (porque sinceramente
no hay nada mas que hacer si no estás en safari), ha sido una importante fuente
de preocupación. Con menos de 8 meses de edad, el lodge entero estaba dividido
ante la suerte de su destino.
Claramente, the deck didn’t make
it. Bravo por los que nunca tuvieron esperanzas.
Después de todo el amarillismo, dos días mas de lluvia y sin poder manejar por la mitad de la reserva, todos sobrevivimos. El nivel del río bajó y los hipopótamos volvieron al agua. Tres días después, cuando logré cruzar hacia el oeste del río, me sentí como una exploradora, curiosa ante todo lo que el agua se había llevado y había dejado. Nada para sentirse mejor que verse envuelto en la grandeza de un área nueva, pero vieja para volver a descubrirla entera.