Cuando mis primos eran pequeños,
siempre jugamos el juego de “kur ir..?” (¿dónde está…? en letón). Había una
variedad de respuestas y objetos pero la respuesta favorita de Lelle era: nav
(nau). Nav equivale a no está, no hay, no se encuentra. Mis últimos días han
sido así. Durante cuatro eternos días, que llegaron a una situación de absurdo,
yo me recordé de Lelle cada vez que uno de mis huéspedes me preguntaba “where
are the lions?”. Nav fue siempre la respuesta. No están. Se fueron. Hace frío.
No les caemos bien. Son unos pajuos. No señor, no tienen dispositivo de GPS
para nosotros encontrarlos fácil. Ah ¿es que no entendió? No hay. “Nav”.
En 3 días estos fueron los
acontecimientos:
Día 1. Ni media cola de león en
7000 hectáreas. No lo intente.
Dia 2. Día nublado, los oigo
rugir. Nadie me para bola porque soy niña. Me voy hasta el límite más al norte
y los rugidos cada vez se acercan más. “Wuju! Van a venir por el río” pensé
ingenuamente. A los dos minutos se oyen
un CLINGCLINGCLING (como ese de los triangulitos de metal). Los rangers de Mala
Mala (otra propiedad) me los espantaron para que no siguieran al sur y se
quedaran en su propiedad. Bastardos antiéticos tuvieron su merecido cuando el
karma los agarro en pleno río Sand y se comió sus cauchos y los dejó bien
pegados en el medio de la nada. A pesar de la pequeña satisfacción, me quedé
sin leones. Milagrosamente, un poco mas al sur aparecen otros tres. Manejo como
una desquiciada para verlos cruzar el río. Bueh, al menos vieron 3 leones y se
creyeron que eran los que habíamos oído. ¡Viva la ingenuidad!
Día 3. En la propiedad de al
lado hay leones por la mañana. Por protocolo y burocracia puedo tratar de ir a
verlo sólo en la tarde. Cuando llego al sitio en la tarde “kur ir Lauva?” Nav.
Otra vez, no están. Muy bien. Voy a caminarme toda ésta área, hoy los consigo.
Los leones ese día, conjuraron todos los favores divinos y oh sorpresa, llovió.
Llovió que me empapé. En invierno. Aquí NUNCA llueve en invierno. Es lo más
inusual que pudiera pasar. No hay huellas, no hay león, hay pantalones mojados.
Cómo dicen aquí: really?!. El cielo se ríe y me dice nav otra vez.
En el día 4 las cosas empezaron
a mejorar a eso de las 430am, cuando me pare súbitamente. Están rugiendo. Asomo
mi cabeza por la ventana. Centro-oeste. Ahí voy a ir a buscarlos cuando salga
al safari. A la mañana siguiente todo cambia. Las huellas van al este. Me
congelo manejando al lado del río en invierno. Las huellas siguen yendo al
este. Cuando llego al este, van al norte. Ya sé cómo va a terminar esto. Entre
4 lo buscamos. Conseguimos huellas en el medio de la sabana. Noel, mi tracker
levanta la cara, apunta a la huella y me dice “You see these tracks?” “Yeah,
was he running?” “Yes”. Buena vaina, no sólo me llueve sino que el condenado
además empieza a correr cuando estoy cerca de conseguirlo. Repito,
“really?!”. I’m done. Jódanse leones
maricos (perdón pero de verdad los detesté). Continuo como si nada. Con toda la
suerte del mundo, y después de haber perdido 2 horas de mi tiempo buscando un
león invisible, alguien con más suerte que yo reporta en el radio que consiguió
7. Aleluya. A lion is a lion. Toda feliz voy derechito a verlos…dormir. No
levantaron pero es que ni la cola. Menos mal que la emoción de ver a algún
animal por primera vez borra todo, porque la verdad es que fue aburrido.
Al atardecer decido regresar.
Cómo son animales nocturnos, al menos si voy más tarde puede que tengan las
cabezas levantadas. Digo, un poco mas de acción sería útil. Al menos un ojo
abierto. No estoy pidiendo mucho. Cuando nos aproximamos al sitio, nos da
puesto otro ranger. Los leones se pararon y están caminando por la sabana. Esto
de manejar en la noche entre árboles y demás es horrible pero al menos los
vemos caminando un rato y después mis huéspedes se quedan todos contentos y no
me las rompen más con el león y el GPS. Repentinamente, todo cambió. Las leonas
se pararon en seco. Las colas empezaron a moverse de lado a lado. Todos los
leones miran fijamente hacia el sur. Hay nubes, no hay luna. No sé que ven en
la oscuridad de la noche. Ellas bajan la cabeza, corren lo más agachadas
posible. Shit. They’re hunting. Mierda. No tengo como salir de aquí si viene un
búfalo. Más allá empieza una conmoción. Escucho impalas volviéndose locos.
Detectaron a las leonas. No se ve nada en esta oscuridad. Los leones se fueron
corriendo. No los vemos. Hay algo que se acerca. Viene corriendo directo hacia
mí. Se oye la hierba que se quiebra. (Mierda). Dos impalas vienen a toda
velocidad hacia donde estoy. Me esquivan de milagro. Los leones ¿dónde están las
leonas?. Levanto la mirada. Los busco con la luz de la linterna de Noel. There!
Ahead of us. Vemos a una hembra tumbar a una impala que se quedó atrás. Por el
cuello, directo pal piso. En un espacio de 30 segundos los otros 6 vinieron a
pelear por su pedazo de carne. Se olía la sangre caliente. Se olían los
contenidos estomacales. Se escuchaban los huesos crujir. (Mierda). Los leones
se pelean todos mientras devoran al impala. Mi compañero ranger se aleja. Todos
esto pasó en menos de un minuto. Él no sabe que pasó. “Syd! come around this
side. They’ve bambad a mala”. Syd dio la vuelta, y esto fue lo que vimos:
El impala duró aproximadamente
3m46s. Y así, por primera vez en un año, luego de incontables veces en la que
vi a los leones equivocarse, los vi lograrlo.
Fue arrechísimo.