Después de 6 meses lo conseguí.
Oficialmente soy una ranger en Sudáfrica y un Lodge sudafricano me quiere dar
trabajo y quiere pasar conmigo el karma que es conseguir una visa de trabajo en
este país. Todo comenzó oficialmente un día en que yo no tenía huéspedes aún y
resultó ser que necesitan a un ranger extra. El head ranger me dio la mano y me
dijo “welcome to field”. A echar teipe se ha dicho. Mis huéspedes accidentales
fueron 6 niños entre 8 y 12 años de edad. Menos mal no fue nada grave, los
niños se portaron increíble y me hicieron pasar un muy buen rato, haciéndome
pensar que quizás no era tan difícil. Mi Tracker fue un shangaan de nombre
Million y dentro de todo, a pesar de una barrera de lenguaje, nos llevamos muy
bien. “I’m goin to speak to Allan, I want you to make ranger for me”. Esa fue
la manera que tuvo Million de decirme que quería trabajar conmigo. Habría sido
excelente pero el universo aún no me ha concedido esa gracia.
Y así fue. Días después me
llegaron mis primeros huéspedes: una pareja de suizos (completamente sin sabor)
y unos recién casados irlandeses (que se quedaron por 5 noches, demasiado). En
este caso me asignaron un tracker llamado Juice. Con Juice siempre me había
llevado bien así que quizás podríamos lograr algo útil.
Con mi land rover, mis balas y
mi rifle, poco me imagine que mi primera experiencia como ranger oficial y
contratada iba a ser tan horrifica y ulcerosa. Soy una persona perfeccionista
por lo que detesto cometer errores, sobre todo cuando es por inexperiencia o
falta de conocimiento. Estuve
expuesta a un montón de cosas nuevas a las que poco a poco he tenido que irme
acostumbrando (rustiqueo bajo presión, seguir huellas de animales), pero sin
duda la parte más difícil de todas ha sido aprender a trabajar con los
trackers. Juice me hizo querer llorar todos los días (eso sí, primero muerta
antes que hacer nada de eso en frente de mis huéspedes) de impotencia y
arrechera. Más que nada hay una barrera cultural importante que no voy a lograr
quebrar jamás: soy mujer y soy blanca, para él estoy muy abajo en la escala
jerárquica.
Poco a poco las cosas han ido
mejorando. Le he perdido un poco el pánico al radio y poco a poco he ido
mandando a la mierda a los trackers. No he vuelto a trabajar con Juice desde
que le dije al Head Ranger que más o menos me había caído a gritos en frente de
los huéspedes por una malcriadez. Hay días que van mucho mejor que otros, hay
días en los que me aburro, hay días en los que quiero cachetear por ser tan
sensible a los sentimientos ajenos y dejar que tonterías me afecten tanto y hay
días que son geniales y que tengo huéspedes que adoro.
¿Qué hace que todas las úlceras
valgan la pena? Que hay ciertos días en los que tengo a los huéspedes correctos
y tengo la oportunidad única de ver cosas así:
Hay días en que el Universo me
recuerda qué tan afortunada soy.
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