Cuando volví a África una de las primeras cosas que noté fue un ¨"enclosure" (no sé cómo traducir ésta palabra) nuevo al lado de Chui (nuestro leopardo). Los rumores dicen que quieren traer a una hembra y ponerla a vivir ahí para que luego un día – nunca sabremos cómo- ella logre escaparse y unirse en eterno amor con Chui y darnos un par de gatitos, a pesar de todos nuestros “esfuerzos” por evitarlo.
El día que la nueva integrante
de nuestra familia llegó, yo venía de Nhoveni, de conocer a los hijos de Foxtrot
(que súper inteligentes se quedaron atrapados en la misma trampa 2 días
seguidos). Para mi hermosa sorpresa la leopardo, es un cachorro de 11 meses que
vino de un zoológico en Joburg donde tienen una sobrepoblación de leopardos. La
alimentaron sólo a base de pollo, craso error, y mide la mitad de lo que
debería medir a esta edad. Su tamaño sin embargo sólo la hace ver más tierna.
Se llama Delilah.
Cuando vamos a verla claro está,
alguien siempre empieza a susurrar “hey
there Delilah what´s it like in NYC? You´re a thousand miles away but girl
tonight you look so pretty, yes you do...”. Eso dura hasta que viene a la reja y como un minino busca cariño.
Yo estoy simplemente enamorada.
Amaría poder entrar y estar con ella pero a pesar de que digan que está
domesticada, en este medio es mejor no creer esas historias. Mi jefe prefiere que
no entremos porque los leopardos en particular, no son de confiar; a pesar de
ser cachorra, puede hacer mucho daño sin querer. Por otro lado, no le gusta su nombre,
porque fue Delilah la que le cortó el pelo a Sansón y en su mundo de fanatismo
religioso, es un nombre prohibido, símbolo de cosas malas.
Bellisima!!!!!!
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