La primera semana que Dela
durmió en mi casa fue divertido, te acostumbras al olor, ayudas a Erin a
coletear en las mañanas con desinfectante, si trata de romper algo la empujas
con amor…. Ya todo ese amor y paciencia se acabó. Convivir con ella es darte
cuenta de qué tan malcriada es; más frustrante aún cuando te das cuenta que es
un rinoceronte y siempre tiene la última palabra o cuernazo. Esa semana de
“amor” nos dimos nuestro primer beso; nunca había pasado porque no tenemos la
mejor relación del mundo (ella sabe que mi corazón es de los rinocerontes
blancos). Sucedió un día que estábamos disfrutando todas de la tarde en el
jardín, vino y subió su cabeza hacia a mí. No entendí que quería hasta que me
dijeron que eso era lo que buscaba.
Nuestra relación ha escalado.
Todo parecía amor hasta un
domingo por la noche cuando los padres irresponsables no buscaron y cortaron
suficientes ramas para la cena. A las 2am un grito profundo: “DELA NOOOOO” nos
despertó a todas. Jessie pensó que habían llegado los cazadores, yo pensé que
Dela había matado a Erin. Cuando salimos de nuestros cuartos con el corazón en
la boca, resultó ser que Dela por accidente casi mata a Erin, quien lloraba
histéricamente de arrechera. En su ataque de malcriadez por hambre, Dela trató
de montarse en la cama de Erin, apoyando su patas delanteras y unos 200kg en
las piernas de Erin, menos mal la cama cedió y se rompió. Logramos arreglar la
cama y coletear un poco para darnos cuenta que Erin habría podido perder las
piernas fácilmente. Después que botamos a Dela de la casa por su comportamiento
inaceptable, se puso aún peor. Rompió la reja y el banco del jardín (no sabemos
cómo) y se fue a comer por ahí. Cuando volvió, trató de romper la reja la
entrada de la casa. Todo un dulce de guayaba ella ¿no?. Erin durmió unas 2
horas en total esa noche. Lo que es el amor por los hijos, sólo una madre se la
cala. Yo me acosté a dormir. Erin la ignoró por 2 días y ella nos jaló durante
3. Fue la peor pelea que han tenido hasta el momento.
Semanas después Jan, en un
ataque de genialidad, nos dio la solución. Pusimos una plancha de madera en
nuestra ventana para que no pudiera romperla y rodeamos la cerca con matas de
gruesas espinas. Las espinas no le hacen daño a Dela pero al menos la mantienen
a raya. Sigue viviendo en el jardín pero al menos ya se queda afuera como un
buen perro guardián. Ya rompió la tabla
de semillas de los pajaritos, la reja de la puerta y otro banco perola reja aún
resiste. ¡Ja!.
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