Yo trabajo de lunes a lunes.
Empiezo a las 645am y termino a las 5pm (supuestamente) con 2 horas libres
(desayuno y almuerzo). En mi rutina diaria los días de la semana no significan
absolutamente nada para mí. Perdieron todo tipo de valor caraqueño. Es una sensación
extraña. Sé que es miércoles porque es “wild dog wednesday” o que es viernes
porque hay que limpiar el aviary kitchen, o que es sábado porque Tanya no está.
Siempre sé que es domingo porque sólo trabajo medio tiempo.
En una vida normal uno espera el
fin de semana para sentirse liberado y ya el domingo por la noche nos sentimos
aprisionados nuevamente porque “mañana se trabaja”. Aquí… bueno, las cosas son
diferentes. Al mismo tiempo que es una sensación extraña, es una sensación
liberante. El estilo de vida es algo más “carpe diem” porque cualquier día de
la semana es bueno para salir, para celebrar, para tener una ocasión especial
hasta “cualquier hora” (los horarios de vida también cambian, la 1am es
tardísimo). Sea lunes, martes, miércoles o domingo la excusa de que “hay que
trabajar” ni siquiera se escucha, “no tengo plata” es la única excusa válida y
respetada.
La vida se vive más porque no
esperamos el fin de semana para salir, para reír, para joder. La vida se vive
todos los días al máximo cuando el agotamiento lo permite. Es una manera más de aprovechar el presente. Creo que
poca gente en el mundo puede saborear esto.
En el mundo práctico eso sí,
esos 6 días libres al mes… ¡uy como los esperamos! Es muy fácil identificar
quien lleva al menos 4 semanas trabajando corrido porque las ojeras son
profundas, el mal humor aflora y el agotamiento es la regla. Cuando ese
síntomas presentan alguien siempre pregunta cuándo fue la última vez que tuviste
un día libre.
Yo llevo 5 semanas trabajando corrido y me faltan 3 más para mis 6 días libres. Estoy cansada.
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