domingo, 18 de diciembre de 2011

La batalla del Sur y el Norte.



Después de planearlo por semanas Jan, David y yo decidimos ir al sur del Parque Nacional Kruger (la reserva de animales más grande de Sudáfrica). El panorama de norte a Sur varía de acuerdo al nivel de precipitaciones de cada zona. En el norte no hay un coño, en el centro ya hay más cosas ya que hay muchas sabanas abiertas, y el sur tiene una vegetación más densa. Teóricamente hay más animales salvajes en el sur que en el centro en la ruta que SIEMPRE hacemos. Decidimos que valía la pena despertarnos una hora antes para manejar una hora más para ir a comprobar la veracidad de ésta afirmación (el ocio gallo). Partimos a las 430am para llegar al parque a eso de las 630am. Para la entrada ya habíamos agotado el café y las galletas.  


La idea del Kruger es manejar por diferentes rutas todo el día, con la esperanza de ver algún espectáculo animal digno de Natgeo. A mí siempre me basta con ver bebés elefantes, veo eso y mi día está hecho. Son tan absolutamente torpes y tiernos que es imposible no derretirse.

En nuestros primeros kilómetros por el Sur, Jan –el super ranger- en un ataque de valentía y estupidez, se bajó corriendo del carro agarrar unos “sour plums” que crecían al lado de la vía. David los probó y decidimos que era mejor que yo no lo hiciera por estar doblada en mi asiento, ante un ataque de gastritis (la “··|@# está de vuelta). La cara de Dave fue un poema y no me arrepentí ni un poquito de no haberlas probado (aparte que hay que confesar que no soy nada aventurera a la hora de comer, con carne y arroz tengo pa todo el año); más tarde se las tiramos a unos babuinos que conseguimos en el camino. Son muy feos y se merecen frutas chimbas.


Cuando vine a África la primera vez, no sentía ningún tipo de afinidad por las aves en general. Más bien todo pájaro me daba fastidio. Poco a poco me fui interesando en los grandes y malos, y eventualmente aprendí a que me interesaran. De los pajaritos de esos tipo de jardín, Sudáfrica tiene aproximadamente 900 especies. Esos siguen sin importarme ni un poquito. Éste viaje sirvió para demostrarme cuánto he cambiado. No hice si no ver pájaros por todas partes. Pájaros grandes y malos y finísimos fue todo lo que vi. Nos quedamos asombrados de mi capacidad de encontrarlos por todos lados. De los más raros, vimos  Lappet faced vultures, White headed vultures, Martial Eagles y 3 ground hornbills.

Vimos búfalos, klipspringers (una especie rara de antílopes montañosos), una hiena, 3 rinos y 2 elefantes - considerando que hay una sobrepoblación de 7000 elefantes, no fue tan productivo. Pasamos muchas horas en ocio, discutiendo todos los temas posibles. En nuestro ocio le sacamos una foto a una foto de un leopardo en un árbol de Marula y se la mandamos a Erin. ¡Ja! Vamos a joderla y decir que vimos este leopardo. Hay una regla general cada vez que vas al Kruger: miente para que tu viaje parezca más emocionante de lo que realmente fue. 

Después de horas de nos ver nada sino pájaros, valía la pena intentarlo. Por esas cosas de la vida justo a la salida del parque, cuando habíamos decidió que el Sur era una mierda como los sures de todos los países, la vimos ahí, en un árbol de marula, acostaba disfrutando la vida en esa actitud gatuna tan característica. Una leopardo – instintivamente los 3 decidimos que era niña- hermosa, acostada y bostezando a 2 metros por encima de nosotros. Era hermosa. Los leopardos son hermosos. Esos ojos verdes profundos, esa misteriosidad que los caracteriza. Creo que David lloró cuando lo vimos. Repentinamente el Sur se nos hizo increíble, fantástico. Muy bien, mañana vamos al centro, a nuestra ruta de siempre, decidido. Es una guerra.

A la salida nos paramos afuera de un café que decía “Illy”. Los chicos no sabían que significaba eso, pero estuvieron contentos. Fue el mejor café del mundo y una manera esencial para mantenernos despierto hasta llegar a casa. A las 8pm fuimos 3 indios caídos.

Al día siguiente nos dimos el lujo de pararnos más tarde y tomar café a la entrada del Kruger. La batalla comenzaba bien. Vimos un elefante bailando en una duna 5 minutos después de entrar, 10 minutos después vimos una mamá Jackal con 6 cachorros. A las 8am el sur y el norte estaban empatados.  ¡Vamos norte!.

Pasamos los dos días buscando la oportunidad perfecta para una foto de bebés impalas. Nacen todos más o menos al mismo tiempo y Jan quería una foto de cómo 20 bebés juntos, en pasto verde y corto cerca del camino (sólo formuló éste deseo así después de que vimos unos 500 bebés). El 90% de las veces ó la grama era muy alta ó los bebés se fastidiaban porque Jan se tardaba horas en sacarles una foto. Fue una expedición y un reto muy grandes. Compramos champaña barata para celebrar cuando consiguiéramos la foto perfecta.

En nuestro segundo día musical, porque en el aburrimiento nos dio por empezar a inventar canciones, descubrimos que puedo hablar con las cebras. Siempre se voltean a verme cuando les hablo. También aprendimos que no puedo oler hipopótamos. Estábamos discutiendo sobre hipopótamos y repentinamente “they caught the scent of a hippo”. ¿Lo hueles? Sisi, super fuerte. Ale ¿lo hueles? No. Algo pasa con mi nariz que no huele a los hipopótamos y sé como huelen porque olí a Jessica. Ay no. ¡Qué desastre!. Si me convierto en ranger seré la peor del mundo porque podría asesinar a todos mis clientes por toparme por accidente con un hipopótamos por no poder olerlos. Estaba sumamente preocupada por mi fracaso olfativo. Sólo dos días después David me dijo “gotcha”. Qué tonta, lo que hace la inocencia interna que tratamos de esconder.

Vimos leones, elefantes bebés y en una nuestra expedición de búsqueda de wild dogs nos encontramos en una lago con un hipopótamos solitario que repentinamente vio invadido  su espacio por un centenar de búfalos que vinieron a tomar agua, y por un patito que no se dejó intimidar por sus dientes. Un espectáculo digno de natgeo que celebramos con nuestra champaña caliente.

Al final nos fuimos sin ver cheetahs o wild dogs pero los búfalos y el hipopótamo fueron bastante increíbles. El norte y el sur quedaron empatados. Fueron 2 buenos días, alejados de pensamiento inútiles, de problemas que siempre nos esperan, de intimidad con la naturaleza, de risas entre amigos.


Por eso siempre vuelvo, siempre que puedo.

Jessica the Hippo


Un día en que lo necesitaba mucho, decidí salir con una amiga a ir a conocer a “Jessica Hippo: World Famous Hippo”.  Si el hipopótamo más famoso del mundo vive cerca de ti, pues lo más normal es obligarte a ir a conocerlo. Sería como mudarte a NY y nunca ir a ver la estatua de la libertad.

Decidimos ir a ver Jessica en el camino de tierra Essex. Cuando llegamos, no estábamos seguras de estar en el lugar correcto, pero cuando vimos al hipopótamo nos sentimos un poco mejor. El famoso “tour” consiste en ver un mini documental sobre Jessica y hablar con el dueño de cómo la crió mientras le das comida. 


Un ex ranger, que mató alrededor de mil hipopótamos en su vida, se topó con una huerfanita un día y cambió su vida por ella. Eventualmente consiguió una esposa y una madre humana para Jessica. La mujer me recordó a Maléfica, dice quererla como una hija pero yo creo que es más por el show que por otra cosa.

Viven al lado del río Olifants, que se conecta directamente con el parque Kruger. Jessica va y viene como le parece y comparte su tiempo entre humanos e hipopótamos salvajes. Cuando se fastidia de un animal, va flotando para el otro. Toma 20 litros de té al día y unos cuantos kilos de comida. Yo le di un tetero de té y un beso a un hipopótamo que huele a pescado, lo que es irónico porque los hipopótamos son vegetarianos. Yo le di un beso a un hipopótamo!. El recuerdo creo que siempre me va a hacer sonreír. Le di un beso al animal que más mata gente en África al año y fue todo un amor. Yo creo que mi vida es muy fina y todos los días doy gracias.

El tour no solamente fue fotográfico, aprendimos también algunas cosas sobre los hipopótamos: los machos jamás atacan a una hembra –TOMEN NOTA HUMANOS- "sudan" color rojo (que no es sudor si no una segregación aceitosa para mantenerse húmedos cuando están fuera del agua) y pueden dormir de pie. Me encantaría tener la última facultad. Son animales increíbles y enormes. Me decepcioné un poco cuando vi que si le doy una nalgada su cuerpo no se hunde y se mueve, sino que es tieso y duro.

Existe mucha polémica alrededor de Jessica. A pesar de que es un hippo semi salvaje y de que considera a sus humanos como su familia, sigue siendo un animal salvaje que en cualquier momento puede volverse loca. El período crítico puede ser cuando tenga un bebé. La única vez que mi perro me mordió fue cuando tuvo cachorros –tenemos una relación de amor puro- no quiero imaginarme uno de hipopótamo. Aparte de esto, hay quienes afirman que éste ranger y su esposa son dos inconscientes que la usan como fuente de ingresos y que darle té es lo peor que pueden hacer. A mi me daba curiosidad y por eso fui. No puedo decir que vive mal, que la maltratan o que no tiene una relación profunda con su papá humano. No parece estar mal y sí, es una mina de oro, pero también los es el centro en donde trabajo, ¿dónde está el límite entonces?. Yo prefiero mantenerme alejada de la polémica y concentrarme en el hecho que por primera vez en mi vida estuve tan cerca de un hippo.


El tour duró unos 20 minutos, más o menos el tiempo que me tomó escribir esto. Pero YO le di un beso a un hipopótamo. Regrese a mi casa muy feliz y con el ánimo muy arriba. 

El señor de las tinieblas y su mujer.




Cuando las cosas malas se acumulan a veces es necesario sacarse todo de adentro. Hace muchos años una amiga me enseñó a escribir para poner en palabras esos sentimientos que agobian y que no sabemos identificar bien. Lo que van a leer a continuación no es lo más glamoroso del mundo, ni da un feeling de felicidad. Es mi venganza anónima e infantil, pero necesaria, para sacarme de adentro todo el odio que me corroe el alma.

 Me tomó más o menos 6 meses poner por escrito cuánto odio a mi jefe: “The Dark Lord”.  Creo que no he podido esconderlo últimamente, aunque me lo admití a mí misma hace mucho tiempo. Es difícil hacer un retrato de éste hombre y su esposa por los que estoy casi dispuesta a regresar a mi ciudad natal. Por un lado él es una persona que respeto en cuanto al conocimiento no formal que tiene de la vida salvaje. Es impresionante todo lo que sabe y lo que ha aprendido de la pura experiencia y la convivencia con la vida salvaje. Pero por otro lado es la persona más egocéntrica, incorrecta, irrespetuosa, cochina y vil que he conocido en toda mi vida. Se tira peos en la oficina, se saca pedazos de comida de entre los dientes con una hoja de papel y humillar a sus empleados es su actividad favorita… Nadie se le compara. Probablemente si lo conozcan crean que exagero pues si algo sabe este señor es como venderse, pintarse como un héroe para la vida salvaje y contar una buena historia. No trata de modo respetuoso a ninguno de los miembros de su staff a pesar de que nos partimos la espalda trabajando todos los días para él, con la esperanza de aprender todo lo que podamos. Si puede humillar a cualquiera de nosotros en frente de los estudiantes lo hará, y te tratará siempre como un idiota porque jamás admitirá cometer un error o que vales algo.

Nos impone su visión de vida y del mundo, obligando a las niñas a trabajar en falda como signo de sumisión de la mujer ante el hombre. Sólo por ser mujer soy considerada inferior, una “dumb blonde” comenta él entre risas. Ya no controlo mi expresión facial de odio cuando haces sus comentarios peyorativos. Mis compañeros de trabajo están impresionados de cómo una persona “tan dulce como yo” lo asesina con la mirada y me aplauden. Creo que ya todo se reduce a una cuestión de supervivencia, yo no voy a ser la más débil. De algún modo me va a respetar y los que me conocen saben qué pasa cuando cruzan la línea conmigo.

A veces siento que vivo en la granja del señor y la señora diablo porque ella no se queda nada atrás, ella es peor. Es de esas viejas gorditas que aparenta dulzura pero detrás de esa fachada tan diferente a la de mi jefe, se esconde una personalidad peor. Se quiere retirar pero él no quiere soltar el coroto (igualito al presidente mesmo), entonces pasa su tiempo “pretendiendo” estar ocupada cuando en verdad lo que hace es apoderarse de mi computadora, revisar los emails que mando, jugar solitario y bajar fotos para hacer su scrapbooking, porque no hace un coño más. A muchos les da lástima, yo les recuerdo que ella es su esposa y se casó con él por voluntad propia; ella es tan horrible como él y en todo el centro de rehabilitación sólo yo me los calo a los dos.  La odio. Demasiado.  Los fines de semana ni siquiera trabaja, ni aparece por la oficina sino para joder. Ha tenido hasta la desfachatez de comentarme – cuando pasa todo el día encerrada en su casa y yo no puedo ni tener mi hora de desayuno ni almuerzo porque “no podemos nunca dejar sola la oficina” – que porque ella no esté en la oficina, no quiere decir que no esté trabajando. ¿Podría alguien explicarme qué coño quiere entonces cuando alguien se la pasa viendo películas en horario laboral?! Jamás te dirá nada de frente, su especialidad es clavarte un hacha por la espalda o dejarte una “nota” que te hace hervir la sangre de lo condescendiente e irrespetuosa. Comete errores a diestra y siniestra y después siempre, siempre, siempre me los adjudica y no tengo manera de ganar porque “ella es su esposa” y en su sadismo, disfruta ver cómo le caen a gritos a otros. Vieja ridícula, gorda, fea, glotona e inmamable.

Entre los dos, tienen el peor “judge of character” del mundo y terminan defendiendo y favoreciendo siempre a aquellas personas que no lo valen: drogadictos, infieles y borrachos. Su mierdismo de alma y de corazón es algo que no deja de sorprenderme, sobre todo porque están tan seguros que irán al cielo y nosotros a infierno.

Los sueños tienen un precio alto generalmente, lo único que me preocupa es cuánto más estaré dispuesta a pagarlo.  Hay días en los que me provoca agarrar mis corotos y salir corriendo lejos de aquí pues que te traten como un imbécil que no vale nada, me frustra y me llena de indignación porque sé lo que valgo. 

Sólo el amor más profundo por alguien y el odio más sentido han sido capaces de hacerme tambalear y querer dejar África. Sólo ellos.

Ya me siento mejor.

Sí, acepto.



Cuando digo que mi trabajo es variado, es variado. Me ofrecieron ir de intérprete a una boda francesa (¿Carlita no estás orgullosa?), a falta de gente que hable cualquier idioma que no sea afrikaans. Los reales extra siempre vienen bien, aunque me da miedo el horario: 530pm a 3am. No sé si en la actualidad mi cuerpo aguante todo ese tiempo, trabajando 20 horas seguidas.  ¿Cómo coño hacen los doctores? Yo compré redbull y se me olvidó en la nevera.

Salí corriendo del trabajo y llegué al sitio de la boda en la hilux destartalada del trabajo. Me río para mis adentros, me he convertido en una pueblerina. La boda es extraña, una mezcla a veces no muy armoniosa de afrikáners y franceses. Los estilos de ambas culturas muy bien marcados, no hay duda de quién pertenece a qué clan.

Es una novia del estilo hippie. El novio y el hijo están vestidos con ropa blanca estilo india de lino. La novia – que creo que está embarzada- lleva un vestido blanco y anaranjado. Horrorosa. Quién dijo que a las catiras les queda bien ese color?.

En la recepción están Cody y Hardus con Jolly, el cheetah. No importa que tan exótico creen que sea, a mi me parece nichísimo eso de traer un Cheetah a una boda y sacarse fotos con él. Muy innecesario. Es tan grotesco como llegar a la boda montado en un elefante. Hay que ver que este sitio le hace daño a la gente.

Me presentan a mi quincena de enanos franceses y empiezo a “perseguirlos” tratando de que no corran en frente del gato para no despertarle instintos depredadores. Ne courrez pas!  Le chat va te manger parece no tener ningún efecto en ellos. A los 10 minutos de estar ahí, una de mis niñas se cae. La distraigo con una flor y no le doy importancia. Esa es la maravilla de ser niño, el ADD que te hace olvidar casi inmediatamente lo malo y maravillarte instantáneamente con otro cosa (ayudó no se cayó tan duro y por esto funcionó).

A medida que la noche pasa y la música comienza, me convierto en la protagonista de mis pensamientos. Una protagonista lejana, desilusionada, golpeada pero tranquila al mismo tiempo.  Cuando pusieron el cover de Caballo Viejo de los Gypsy Kings me emocioné y una secuencia de fotos mentales asociadas a esa canción me pasaron por la cabeza. Veo la felicidad ajena y la saboreo. Hay algo en las ilusiones y la felicidad de los demás cuando es tan sincera que nos llena. Felicidad. Mirarse a los ojos, encontrar esa mirada que nos busca y se encierra  en nosotros al otro lado del cuarto. Es poder elegir, y elegir siempre la misma opción, siempre el mismo sabor. Ese sentimiento que no importa más en el universo porque esa persona está ahí. No hay dudas, no hay malos sentimientos. Hay camaradería.  Escuchar un “Hola bonita” y entregarse a perderse para siempre.

Creo que varios de mis amigos encontraron esto. Yo… bueno, mi posibilidad de sentir, ya no está ahí, las ilusiones me dan náuseas.  Me hirieron -claro- y me cansé. Lo  único que siento es nostalgia, nostalgia de aquél sentimiento, de creer en las ilusiones y de imaginar un futuro. Cuando dejo de imaginarme una historia casi autobiográfica me pican los pies, toda la música es en español. Caballo viejo tocado por los Gypsy Kings me mató de la emoción. Escuchar mi propio idioma no tiene precio. Llegan las dos enanas francesas con los brazos estirados a bailar conmigo. Como en una escena de película bailamos en el jardín descalzas.

La magia del momento dura media hora, llegó el sueño y con él, el llanto. Son apenas las 10, me quedan 5 horas más. Help me.

Amigas, cásense ya. Mari, cuento contigo, don’t let me down.


Mushu





El genet que llegó con los ojos cerrados, nuestro pequeño squicker se terminó conviertiendo en la mascota del hogar.  A pesar de que la idea es que los bebés -una vez estabilizados- vayan a parar en mano a los voluntarios, nosotros decidimos encaletarnos éste bebé porque nosotras también tenemos derechos (además de que es demasiado flofi).
Laura no quería admitir que fuese niña pero menos mal la fisiología de un genet es bastante obvia, a diferencia de otros animales (como los bushbabies). El día que finalmente abrió los ojos, no dejaron de salir gritos de emoción; después de semanas ¡al fin nos conocíamos cara a cara!. Yo me burlé de ella porque parecía un camarón con esos enormes ojos negros. “Prawnie” la llamo cuando quiero fastidiar a su mamá.  Su nombre verdadero es Mushu, como el dragón de Mulán.  Tiene una cola larga de rayas negras y puntos en todo el cuerpo. Después de pensar que quizás podía ser un large spotted genet (más raro), su crecimiento nos dijo que en verdad era un small spotted genet (para hablar con un poco de tecnicalidades).
Cuando empezó a correr, pareciamos todos unos padres tontos, gritando de la emoción y persiguiéndola por toda la mesa para que no se cayera (hubo un par de accidentes en ocasiones, pero nos consolamos diciendo que así aprenden en el mundo natural). Ya casi 2 meses después la dejamos suelta en la casa –siempre bajo algun ojo supervisor para evitar que se esconda debajo de la nevera- y ha aprendido a correr, esconderse y pegar gritos para que la salvemos cuando se trepa a algun sitio y no sabe como bajarse.
Enseñarle a treparse fue otro éxito que compartimos como familia. En toda mi “maldad” le puse troncos en la jaula y la encaramaba ahí en contra de su voluntad para que aprendiera a ser un genet. Los nidos de estos animales están en los árboles así que ella no tendría ninguna opción sino aprender, eso fue más o menos lo que yo hice y funcionó. Ahora trepa todo a una velocidad peligrosa. Vale decir que aunque somos 3 en mi casa oficialmente hay 3 rangers que forman parte de nuestra familia exótica y enredada. Los 3 hombres pierden toda su virilidad cuando la ven y le hablan como un bebé, le dan besos y se pelean para jugar con ella.  No hay macho frente a animal peludo y pequeño.
El último truco que aprendió fue tomar la leche de un bol. Fue otro ataque de emoción generalizado. Durante meses tomó su leche de una jeringa y a pesar de todos los esfuerzo porque tomara sola de un plato, ella siempre consideró el plato de leche como su bañera tibia, seguida de una ducha de agua no tan tibia para limpiarla de su “gracia”. La comida sólida todavía le da asco pero todavía no nos preocupa mucho. Sigue siendo nuestra bebé.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Me siento bonita.


Le da pena mostrarlas pero ayer ella también se pinto las uñas a la francesa.
Es toda una señorita de 2 años de edad, 600Kg de peso y un labio puntiagudo.
Es hermosa.

martes, 6 de diciembre de 2011

Stinky stinker



Stinky es mi tejón – honey badger- que he criado desde que llegó a la clínica hace 6 meses ya. Cuando llegó tenía aproximadamente 3 meses de edad y era huérfana (ya no porque yo soy su mamá). Su mamá de verdad fue atropellada por un carro y ella sufrió un golpe que la dejó ciega y con un punto negro característico en el medio de su cabeza. Un alma samaritana la llevó a un veterinario para que chequearan sus heridas externas, pero hasta ahí llegó el dinero con la buena voluntad.

Poco a poco fue recuperando fuerzas pero empezó a estamparse contra pared y pote en el camino. A pesar de la sentencia de mi jefe que ella no volvería a ver, yo tenía uno de esos feelings que ella solo tenía una inflamación o quizás sangre en el ojo que no la dejaba ver, cuando se desinflamara, la posibilidad de ver volvería. Todos me veía con cara de “ajá” cuando yo decía esto pero la verdad me importó muy poco porque aquí he aprendido a guiarme de mi intuición y a oír esa voz interna premonitora que siempre he tenido y a ignorar los demás. Como diría Phoebe, soy vidente y Stinky puede ver. Su ojo izquierdo tiene una personalidad propia pero de que ve, ve.
Después de pelearme durante unos 4 meses con mi jefe, finalmente tiene una jaula afuera durante el día, con una selva y un poco de troncos para escalar. Lo único malo es que tiene de vecinos a otros 2 honey badgers que se la quieren comer.  Ya no vive solo en la clínica, aunque definitivamente ella crea que ella manda ahí. Es el terror de los tobillos y los dedos descubiertos. Pocos la quieren realmente pero todos la respetan.

Todos los días, después del desayuno –como niña malcriada- la cargo hasta su jaula, a unos 200 metros de la clínica a lo que sería el equivalente de su kínder. A medida que ha ganado confianza, he empecé a esconder pollitos muertos o pedazos de carne por todo su kínder. Si es un tejón de verdad, tiene que aprender a guiarse por su sentido del olfato y desenterrar cosas o escalar para conseguirlas. Es la única esperanza que tengo de que algún día podamos soltarla de vuelta en el mundo natural. Cada tanto, cuando la ocasión lo amerita, le doy también una culebra. Le corto la cabeza (algunas son venenosísimas y nos voy a andar corriendo el riesgo de envenenarme sola) y jugamos a que la descabezada se mueve y la ataca. La primera vez Stinky entró en pánico y se refugio en su hueco., cuando finalmente logró comersela creo que se me aguaron los ojos. La primera vez que le di un acure vivo fue una mezcla de sensaciones muy extraña. Sentí que mi papá estaría muy orgulloso porque no soy una tonta green peace que entiende un poco más del ciclo de la vida, por otro, siempre me siento como el ángel de la muerte decidiendo que pobre animalito infeliz va a ser la cena (es horrible) y por otro el otro me muy orgullosa cuando su instinto funciona y ella sabe qué hacer. Ser madre está lleno de contradicciones.


Después de su etapa adolescente de ignorarme completamente y salir corriendo de vuelta a su “cuarto” en la clínica cada vez que veía la puerta abierta, hicimos click otra vez; un día nos vimos y funcionó. Somos un equipo y confiamos en la otra.  Ahora me sigue cuando la llamo y escala los árboles conmigo (con un incentivo de carne roja claro está), en nuestra nueva misión en su proceso de ser un tejón.  


En éste nuevo proceso de compañeras del crimen (porque a veces nos divertimos y salimos a perseguir a los Marabou Storks que no pueden volar bien) empezamos una nueva rutina adelgazante: correr. Todos los días, después de pasear por ahí o aterrorizar a los conejos, hacemos una carrera por el camino que lleva a la clínica. Al principio estábamos muy fuera de forma. Yo siempre gano hasta la puerta de la clínica pero cuando la abro, Stinky aprovecha la ocasión para meterse entre mis piernas y salir corriendo a su cuarto donde la espera su cena. Pilas ¿no?

Dicen que los tejones son no sólo “Africa´s most fearless animal” sino uno de los más inteligentes también. Yo no tengo duda de que ella me manipula como quiere, pero me dejó muy sorprendida el día que tuve prueba de ello. Después de sacarla del kinder, ibamos encaminadas a la clínica. Cuando llegamos al camino de tierra, ella que iba dos pasos adelante mío, se volteó, me miró, gruñó y salió corriendo a la clínica. Me tomó 5 segundos entender que eso fue el equivalente de “en sus marcas, listos, FUERA”. Corrió más rápido que nunca y ¡me costó alcanzarla! Llegamos empatadas a la clínica pero como siempre me ganó una vez que llegamos a la puerta (hay que dejarla ganar, es una punchina). No pude dejar de reírme de la felicidad al entender que nuestra relación funciona explícitamente hacia ambos lados y que ella la disfruta tanto como yo. Un par de días después tuve otra prueba de ello cuando vino a apurruñarme en un mal día (eso de demostrarse débil no le encanta).

Un día un fotógrafo frufru vino a sacarle fotos para un libro de niños. Yo le avisé que iba a ser complicado porque ella no para de moverse (por eso tengo tan pocas fotos buenas de ella). Después de su importante sesión de fotos, se refugió en su casa, agotada y amargada por tanta atención, en el camino se peleó con Bullet, el cheetah.

Esa noche, cuando vi al ranger que acompañó al fotógrafo me dijo: “The guy just reminded me to tell you to send him an email to get those pics, you can tell you really love your badger and you´ve done a great job with her ”.  Y son así, los comentarios más inesperados los que te hacen sonreír